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Hoy nos vamos a adentrar en una de las zonas con más carisma, entre propios y extraños, de Sevilla: Triana. Eso sí, nos vamos a tomar la licencia de arrancar desde “el otro lado”, y no me refiero desde una cuarta dimensión o un agujero de gusano, sino al otro lado del puente, concretamente desde el Mercado Lonja del Barranco.

Siguiendo la última corriente de espacios gourmet habilitados en parajes tradicionales (generalmente mercados de abastos, puertos, lonjas, etc.), nace en Sevilla, a finales del 2014, este rincón gastronómico que agrupa puestos, tiendas, bares y negocios híbridos a medio camino entre el mundo de la venta de productos de alimentación y el consumo de los mismos in situ (¿…nos suena esto de algo?).mercado barranco latas web

Aunque no nos vamos a parar mucho en el mercado (ya realizaremos algún monográfico en la zona de noticias), sí que nos apetece tomar algo en el puesto que más puede recordar a un ultramarinos. Dame la lata consta de un simple mostrador precedido por una maravillosa vitrina de encurtidos y seguido por una no menos fantástica estantería de varios niveles, inundada de conservas de todo tipo. La carta de tapas es sencillamente impresionante, no por la variedad (…que también), sino por la calidad de sus productos y combinación de los mismos. He de aclarar que Dame la lata representa un giro o vuelta de tuerca en el uso de las conservas tradicionales, de ahí que aquellos que buscan la cara más “tradicional” de un ultramarinos, puede que se sientan decepcionados. No es nuestro caso y pedimos un lomo de atún con culi de pimientos rojos y mayonesa de wasabi al kiwi. Efectivamente, el nombre de la tapa no es para memorizarlo, pero os aseguramos que la combinación de sabores permanecerá en la mente durante un tiempo. Sensaciones ácidas, dulces y saladas se amalgaman en una milhojas de texturas que no pasa desapercibida. La carta es modificada constantemente así que animamos a probar combinaciones distintas y disfrutar de esta montaña rusa sensorial derivada de las tradicionales conservas. He aquí, por tanto, que la simplicidad (y minimalismo para algunos) del lugar contrasta con la sofisticación de sus productos. ¿Sorprendidos? Pues acabamos de empezar, así que crucemos el puente y sigamos con la rultra!!

En el Altozano giramos ligeramente a la derecha en calle Callao y nos encontramos con Casa Zapato. Esta pequeña abacería cuyo nombre procede del bar que se encontraba en calle Alfarería demuestra gran apego al barrio en el que se encuentra asentada. Su decoración va cambiando dependiendo del momento del año (Semana Santa, Navidad, Velá de Santa Ana, etc.), pero no hemos venido a ver la decoración, sino los productos que sirven. Nos recomiendan encarecidamente las huevas de merluza en caldereta, claro ejemplo de plato trianero, que sigue la receta de la abuela de Isa, la dueña del negocio. Como dijo el otro, el guiso está “para gritarle”, es decir, estupendo. La salsa ligada, las casa zapato mesas webhuevas jugosas y un intenso, pero adecuado sabor a mar, que lleva la voz cantante en el plato. Si lo acompañamos con un botellín, muy bien, pero si optamos por algún vino de la carta, podemos bordar la mañana. Como el bar en sí es más bien pequeño, nos hemos situado en la terraza, observando la procesión de vecinos, comerciantes y turistas que se acercan a charlar o a consumir. La simpatía que desprende el personal de Casa Zapato es digna de mención y algo que echamos de menos en muchos negocios de hostelería de nuestra amplia geografía. Nos gustaría quedarnos, pero tenemos que seguir con nuestro periplo, aunque no vamos a ir mucho más lejos.

Justo cruzando la calle, divisamos La Artesana de Triana, una tienda especializada en productos serranos que imita la estética de los viejos ultramarinos. Aunque no se suele consumir dentro, nada nos impide comprar un bote de mermelada casera, miel de la sierra o un papelón de jamón de bellota.

Siguiendo con la rultra, nos dirigimos a nuestro último destino: La Antigua. Este negocio es uno de los más claros ejemplos de bar ultramarinos en Triana. Su cuidada y característica decoración no deja a nadie indiferente, y la calidad la antigua morcilla mousse webde sus productos es simplemente impresionante. Carlos lleva a cargo de la Antigua desde 2001 y ha sabido seducir con su excelente trato y sus apetitosos platos, a una clientela de lo más variopinta. Situada en calle Pureza, lo primero que llama la atención al entrar es el intenso olor a bodega, mezcla de queso, barro, madera y embutidos. Tenemos suerte con la mesa, otros no han tenido tanta y deciden consumir de pié. Todo menos abandonar el local!! Decidimos probar un poco de todo: el lomo de arenque ahumado está equilibrado y nada aceitoso, la morcilla de caldera con piñones untada sobre pan caliente deja el listón más que alto, y la mousse de pato (generosísima loncha de paté sobre pan) nos invita a repetir. Los botellines helados se van acumulando y tras varias rondas decidimos abandonar, no sin antes consultar la pizarra de productos en venta y llevarnos algún embutido o conserva. Salimos del atestado ultra y recorremos la calle Betis hasta llegar al siguiente puente y cruzar de vuelta a la otra orilla del río. Mientras echamos un último vistazo a Triana y su skyline, damos por concluida nuestra rultra, llegando a la conclusión de que la suerte de un sevillano no es vivir en Triana, sino contemplarla y admirarla desde “el otro lado”.


 

 Mapa de la zona