Ultramarinos Martín
Tipo de local: Ultramarinos
Zona: Centro-Puerta de la Carne
Dirección: C/ San Esteban, 33
Horario: L-V: 9:00-13:30 S: 9:00-13:30 D: Cerrado
Descripción: En el número 33 de la sevillana calle de San Esteban, se sitúa, a medio camino entre tienda de alimentación y museo etnográfico, Ultramarinos Martín. Fue Don Francisco Martín, quien en 1944, se hizo con las riendas de este humilde cuadrilátero y lo hizo popular en el barrio. Actualmente es su hijo, Ignacio Martín, el propietario y capitán de la nave.
Desde su exterior, su diminuto escaparate llama la atención y recuerda a esos ultramarinos antiguos de los 50-60 llenos de latas, conservas, embutidos y buenos vinos. Pero es en su interior, donde se nos revela el valor de esta auténtica joya. Partiendo de una reducida planta cuadrilátera, sus paredes son estiradas hasta casi el infinito, creando un espacio casi gótico y unos de los techos más altos del universo de ultrasyrultras. Sus muebles, repisas, estanterías y retablos color crema aún se conservan casi intactos, y aunque se haya añadido una cámara frigorífica y algún otro elemento más, la tienda mantiene toda su esencia. Entrar en Ultramarinos Martín es sumergirse en un tiovivo de recuerdos lleno de utensilios, herramientas y aperos.
Cotidianos hace varias décadas, extraños hoy en día: bombas de aceite, garrafas, molinillos de café y cuchillos sobrevuelan las alturas de este colmado, mientras que a ras de tierra, una maravillosa máquina registradora de aspecto decimonónico y una cortadora de fiambres sesentera siguen funcionando como el primer día, desafiando a la obsolescencia programada. Protagonistas de las cielos son el rastrel circular (o araña), hecho a mano y con 33 ganchos, y el magnífico anuncio de madera con forma de jamón, que antes se encontraba en el exterior y que, ante el temor de ser sustraído por amigos de lo ajeno, ahora forma parte de la decoración.
Turistas de camino a la Casa de Pilatos, vecinos haciendo un “mandao” o antiguos clientes mudados a otros barrios conforman la clientela de Ultramarinos Martín. “Se ha notado la crisis, pero aún más el cambio generacional y la despoblación del barrio”, nos comenta Ignacio. Tal y como le enseñó su padre, este tendero tradicional mantiene a flote su barco no sólo trabajando mucho, sino ofreciendo productos especializados y con un servicio al cliente inigualable. “Hoy en día hay que tener mucha psicología…” señala Martín, “…conocer los hábitos de los clientes e incluso aconsejarles sobre como cocinar el producto!!”.
Razón no le falta a Ignacio, y esperemos que clientes tampoco. Quién sabe si estas líneas le darán un empujoncito y contribuirán al aumento de clientes, de interesados por las costumbres populares o de simples curiosos.
Datos de contacto:
Productos destacados:
Zona: Centro-Puerta de la Carne
Dirección: C/ San Esteban, 33
Horario: L-V: 9:00-13:30 S: 9:00-13:30 D: Cerrado
Descripción: En el número 33 de la sevillana calle de San Esteban, se sitúa, a medio camino entre tienda de alimentación y museo etnográfico, Ultramarinos Martín. Fue Don Francisco Martín, quien en 1944, se hizo con las riendas de este humilde cuadrilátero y lo hizo popular en el barrio. Actualmente es su hijo, Ignacio Martín, el propietario y capitán de la nave.
Desde su exterior, su diminuto escaparate llama la atención y recuerda a esos ultramarinos antiguos de los 50-60 llenos de latas, conservas, embutidos y buenos vinos. Pero es en su interior, donde se nos revela el valor de esta auténtica joya. Partiendo de una reducida planta cuadrilátera, sus paredes son estiradas hasta casi el infinito, creando un espacio casi gótico y unos de los techos más altos del universo de ultrasyrultras. Sus muebles, repisas, estanterías y retablos color crema aún se conservan casi intactos, y aunque se haya añadido una cámara frigorífica y algún otro elemento más, la tienda mantiene toda su esencia. Entrar en Ultramarinos Martín es sumergirse en un tiovivo de recuerdos lleno de utensilios, herramientas y aperos.
Cotidianos hace varias décadas, extraños hoy en día: bombas de aceite, garrafas, molinillos de café y cuchillos sobrevuelan las alturas de este colmado, mientras que a ras de tierra, una maravillosa máquina registradora de aspecto decimonónico y una cortadora de fiambres sesentera siguen funcionando como el primer día, desafiando a la obsolescencia programada. Protagonistas de las cielos son el rastrel circular (o araña), hecho a mano y con 33 ganchos, y el magnífico anuncio de madera con forma de jamón, que antes se encontraba en el exterior y que, ante el temor de ser sustraído por amigos de lo ajeno, ahora forma parte de la decoración.
Turistas de camino a la Casa de Pilatos, vecinos haciendo un “mandao” o antiguos clientes mudados a otros barrios conforman la clientela de Ultramarinos Martín. “Se ha notado la crisis, pero aún más el cambio generacional y la despoblación del barrio”, nos comenta Ignacio. Tal y como le enseñó su padre, este tendero tradicional mantiene a flote su barco no sólo trabajando mucho, sino ofreciendo productos especializados y con un servicio al cliente inigualable. “Hoy en día hay que tener mucha psicología…” señala Martín, “…conocer los hábitos de los clientes e incluso aconsejarles sobre como cocinar el producto!!”.
Razón no le falta a Ignacio, y esperemos que clientes tampoco. Quién sabe si estas líneas le darán un empujoncito y contribuirán al aumento de clientes, de interesados por las costumbres populares o de simples curiosos.
Datos de contacto:
No disponemos.
Productos destacados:
Las chacinas y embutidos son los pilares de Ultramarinos Martín, procedentes de la Sierra de Huelva (morcillas y chorizos) y de Salamanca (lomos, salchichones, etc.) llaman la atención por su olor, color y sabor: todo un placer para los sentidos que no os podéis perder!! Los quesos de Zamora también tienen sus adeptos, y las legumbres a granel se venden mucho.